Os traigo un reportaje que hice para clase hace unos meses.
Reportaje: la violencia de la mujer hacia el hombre
La violencia no tiene género
La sociedad española pide igualdad de género, pero está lejos
de conseguirla. Cada año los medios de comunicación bombardean con noticias de
casos de violencia machista, pero los casos de violencia de la mujer hacia el
hombre quedan en la sombra. También existen víctimas masculinas que, al
contrario que las mujeres, no encuentran amparo legal ni social.
Al grito de “zorras”, “fascistas”, “hijas de
puta” o “machistas”, un grupo de feministas radicales agredió, el pasado 8 de
noviembre, a otro grupo de mujeres que sostenían una pancarta con la frase: “La
violencia no tiene género”, en la manifestación contra la violencia machista
celebrada en Madrid.
Este episodio demuestra que la igualdad real entre hombres y
mujeres está lejos de conseguirse en la sociedad española, no solo por la
violencia machista que aún preocupa a los ciudadanos, sino también por esos tipos
de violencia que no se tienen tanto en cuenta y que incluso sectores radicales
del feminismo son reacios a reconocer.
Víctor Martínez Patón es uno de los abogados que sobresalen
en la violencia contra los hombres. Aunque de él emana verdadera vocación por
su trabajo, señala que su primera opción fue Filología Clásica. Con el tiempo
llegó a preparar la tesis doctoral en Derecho Penal. Cursó estas dos carreras
en la Universidad Autónoma de Madrid, pero además estudió en Francia en la
Escuela Normal Superior. Asimismo, suma a su historial académico los estudios
en la Academia de Derecho Internacional de La Haya y la Escuela de Derecho
Europeo.
Este abogado madrileño trabaja en Patón & Asociados,
especializados en Derecho de Familia. Recalca que el concepto violencia de
género no es válido cuando se produce el maltrato hacia el hombre. La Ley
1/2004 del 28 de diciembre, establece que la violencia de género siempre es
padecida por una mujer y ejercida por un hombre. “Tiene que haber una relación
muy directa entre estos dos sujetos, una relación de afectividad vigente o que
la haya habido”, remarca Martínez Patón. Salvo en estas circunstancias, no hay
violencia de género y se estaría hablando de violencia doméstica. Esta
distinción es puramente ideológica, ya que no guarda un punto real con la
realidad de este tipo de violencia. La psicóloga madrileña de 37 años, Anabel
Martínez Vega, declara: “La violencia doméstica define el trato violento que se
ejerce, ya sea físico, psicológico, sexual o de otra índole, hacia cualquier
miembro de una familia”.
“La causa de la violencia doméstica -afirma Martínez
Vega- no es única, es multifactorial.
Entre las causas pueden incluirse actitudes socioculturales, condiciones
sociales, aspectos como la personalidad, historias de abusos o el contemplar la
violencia como solución de problemas.”
Los invisibles
Una de las
principales causas por las que el maltrato hacia los hombres se considera
minoritario es el poco tratamiento por parte de los medios de comunicación. Muy
pocas veces salen en televisión noticias en las que una mujer haya agredido a
un hombre. “Según las últimas estadísticas publicadas
en el Instituto Nacional de Estadística -indica Martínez Patón- el 25% de las denuncias son de hombres que
afirman haber sido agredidos por mujeres”.
Asimismo, en carreras como la de Psicología, en la que
estudian en profundidad el perfil psicológico de los agresores en violencia de
género, también dejan de lado los casos de mujeres agresoras. Xana Mateos,
estudiante de Psicología en la Universidad de Alcalá de Henares, afirma: “La
violencia de la mujer hacia el hombre no tiene gran trascendencia. Solo se
ejemplifica la violencia marital con casos de maltrato del hombre a la mujer.
Creo que esto demuestra que la gente no le da importancia a este tipo de
violencia y no se suele denunciar”.
¿Iguales
ante la ley?
El nivel de
protección que reciben los hombres y las mujeres maltratados difiere
notablemente. Un claro ejemplo es el trato en comisaría. El Código Penal
diferencia los casos de violencia de género y doméstica. La primera tiene una pena superior e incluso, a veces,
se producen diferencias conceptuales.
Martínez Patón lo explica: “En el caso de las amenazas o acciones, si
las sufre una mujer estamos hablando de un delito que lleva acarreado hasta un
año de prisión. Si las sufre un hombre estamos hablando de una falta cuya pena
máxima son ocho días sin salir de casa”. Cuando un hombre va a comisaría no
puede provocar la detención de una mujer. Sin embargo, si la efectúa una mujer,
la detención es automática. El hombre acusado de violencia de género va
directamente al juzgado, aunque no haya pruebas. La palabra de la mujer es
suficiente.
Desde la Policía Local de Guadalajara corroboran esta
situación de desigualdad: “En cuanto al tratamiento, se aplica la normativa
vigente: lo que para la mujer supondría un delito de lesiones, para el
hombre correspondería un tipo penal agravado, dada la especial protección
existente en este tema”.
Las estadísticas demuestran que el número de víctimas
femeninas supera con creces a las masculinas, y dado el carácter de la
violencia marital, se entendería que las mujeres recibieran una ayuda especial.
"Herederos de una sociedad patriarcal, los hombres agresores se sienten
superiores a las mujeres, o simplemente repiten patrones de conducta
aprendidos", explica Mateos.
No obstante, las experiencias en comisaría demuestran que el
hombre está totalmente desprotegido, y que las mujeres poseen un trato de favor
en ocasiones peligroso.
Los casos de abuso se producen con frecuencia. Una mujer que
afirma que ha sido maltratada tiene todas las cartas a su favor a la hora de
poner fin a su matrimonio. “Un proceso de divorcio -según Martínez Patón- puede
tardar en torno a cuatro o cinco meses; sin embargo, si se interpone una
denuncia de violencia de género, pueden obtenerse al día siguiente las medidas
cautelares que se van a ratificar en el divorcio definitivo. Pero estamos
hablando de que al día siguiente el marido tenga que salir de casa, pierda la
custodia de sus hijos o deba pensiones alimentarias”. Esas condiciones
favorables hacia la mujer permanecerán aunque la denuncia sea falsa.
Pudor
Otro factor de
escasa claridad en el asunto es la vergüenza de los hombres maltratados.
Martínez Patón cuenta que en su bufete tratan frecuentes casos en los que
llaman mujeres para hablar de un problema que tiene un hombre de su entorno.
“Estoy hablando del 80 o el 90% de los clientes que nosotros atendemos”. No
llegan a aceptar que son hombres maltratados. “Hay muchos que no llegan a
asumirlo y hay una explicación que yo encuentro en los medios de comunicación.
Jamás hay ni una sola noticia, salvo casos muy raros y extremos en los que se
hable del maltrato padecido por un hombre. Llego a pensar que hay hombres que
ni siquiera reconocen que exista la posibilidad de que ellos sean maltratados”,
reafirma Martínez Patón.
Ante
esta situación, existen personas que piensan que hay hombres que denuncian en
falso. Sin embargo, Martínez Patón apunta que no conoce ningún caso de hombres
que denuncien falsamente. Es muy difícil de entender que un hombre pueda
conseguir algún tipo de beneficio en una situación así. “He tenido casos
extremos, como el de una agresora que contaba haber asesinado a varias de sus
parejas anteriores y a mi cliente no le dieron la orden de alejamiento porque
entendieron que no había pruebas suficientes”. Era una mujer que presumía de
haber matado, lo utilizaba como una manera de asustar a su marido y él estaba
asustado. Miguel, de 50 años y residente en Madrid, está convencido de que era
cierto por el nivel de agresividad que empleaba. Esta señora, María, de 45 años
había llegado a romperle un pie a golpes. Cuando él llegaba a casa algunas
veces le rompía una botella de cristal en la cabeza. Tenía ocho partes de
lesiones y el juez entendió que no eran suficientes para tener una orden de
alejamiento. María se quedó en la casa que era propiedad de su marido.
Denuncias
falsas
“Es extremadamente
inusual que haya solamente violencia por parte de la mujer al hombre. Más
habitual es que haya violencia recíproca en cuyo caso los dos resultan
lesionados”, declaran desde la comisaría de Policía de Guadalajara. A pesar de
estas declaraciones, Martínez Patón afirma que es frecuente que las mujeres
interpongan denuncias a sus parejas cuando los que están padeciendo la agresión
son los hombres exclusivamente. Un caso que ejemplifica este hecho es el de una
mujer de Valencia, de 32 años que tenía por costumbre pegar a su marido de 29
nacido en Madrid. Jesús se encerraba en
el baño para protegerse. Hubo un día en el que Raquel se enfadó mucho, insistía
en que saliera del baño y dijo que iba a
llamar a la policía si no salía. Él, en ese momento, se quedó tranquilo y pensó
que le iban a proteger. La policía le pidió que saliera y se lo llevaron
detenido porque había sido acusado de malos tratos.
Martínez Patón tuvo un caso en el que una pareja mantenía una
pelea. El hombre tenía lesiones que le habían dejado secuelas, ella no tenía ni
un solo rasguño y al único al que llevaron detenido fue a él. Otro ejemplo, que
revela la ambigüedad del tema, es el caso de Manuel que acudió a la comisaría y
habló de su mujer, que era muy violenta. El comisario le aconsejó que no
pusiera ninguna denuncia porque si la mujer decía que era ella la víctima,
sería Manuel el detenido. Cuando le dijo que la mujer pegaba al perro también,
entonces el comisario dijo: “Ah no, yo eso no lo tolero”. Manuel, tal y como él
lo relata, dijo: “Ah, pues entonces denuncio que está pegando al perro nada
más”. Se puede afirmar que hay más protocolos de protección a los animales que
a los hombres.
Martínez Patón señala que las denuncias falsas no llegan al 0,01%.
Según los datos de la fiscalía, en Madrid en el año 2014, el 50% de las
denuncias presentadas por violencia de género fueron archivadas al día
siguiente en el juzgado. Del otro 50% solo llegó a juicio el 25 %. De esta
manera, para la mujer es muy fácil denunciar. Aunque las mujeres no quieran,
hay abogados que se lo recomiendan para obtener una serie de beneficios. Otra
cosa es que sea delictivo por parte del sujeto que presenta la denuncia y por
parte del abogado. Martínez Patón confiesa que ha llegado a tener clientes con
25 denuncias por maltrato. A uno en concreto se le pidieron 40 años de cárcel.
Es importante destacar que la víctima no llegó a tener nunca un solo rasguño y
al final él pidió llegar a un acuerdo que se le ofrecía por año, aceptó este
año y medio en vez de entrar en un juicio en el que se estaban pidiendo 40 años
de cárcel.
Defensa
a los hombres maltratados
En ocasiones, las
personas que defienden a los hombres maltratados se las tacha de machistas. Al
caso de las mujeres de la pancarta en la manifestación del 8 de noviembre se
puede añadir la polémica que provocó la columna de Arcadi Espada en El Mundo. Titulada "El negocio del
sexo", en ella denunciaba los abusos de poder de las mujeres que se lucran
gracias al trato de favor por parte de las instituciones. El periodista,
escritor y cofundador de Ciudadanos recibió muchas críticas, entre ellas las de
Íñigo Errejón, Secretario Político de Podemos, que le acusó de insultar a 800
mujeres víctimas de la violencia machista.
Pero lo cierto es que existen muchos prejuicios. Martínez
Patón advierte de que recibe llamadas de grupos feministas. “Es ridículo porque
yo no soy ningún machista, es intolerable que se dé trato diferente a las
personas por su sexo”. Martínez Patón señala que el feminismo hace treinta años
hubiera dicho que es una aberración machista proteger más a la mujer. “En
ningún tipo de delito se hace distinción entre hombres y mujeres. ¿Por qué en
este delito sí? Hay que proteger a la mujer, por supuesto, y dado que es cierto
que las víctimas de este tipo de violencia son mayoritariamente mujeres se las
protegerá más. Propongo que se amplíe la protección al hombre, no es tan
difícil”.
¿Legislación
justa?
Martínez Patón considera una batalla perdida que se modifique
la legislación para que el hombre tenga la misma protección. En algún caso,
indica que si se modificara, empeoraría la situación de desigualdad. “Estoy
convencido de que muchos de los dirigentes de los partidos grandes íntimamente
en privado están en contra de esto porque saben que es una aberración, pero el
feminismo es un lobby muy potente”. Efectivamente, no existe ningún partido
político que esté dispuesto a meterse en más líos de los que ya tiene de por
sí. Esto supondría un gran problema para ellos. El único que defendía esto era
UPyD. Martínez Patón opina que lo hacía porque le salía gratis. “Hay un cierto
número de ciudadanos que están muy enfadados con esto, pero habría que ver lo
que finalmente hubieran hecho si hubiesen llegado al Gobierno”, añade Martínez
Patón.
Martínez Vega explica que “desde la Psicología lo que se
pretende es una prevención primaria, siendo para ello importante educar en lo
que se refiere a las relaciones interpersonales, la comunicación y la
convivencia”. Tanto la persona que maltrata como la víctima comparten la baja
autoestima. Aunque no todos los casos son así: se crean unos perfiles según los
casos que haya.
No solo los hombres maltratados conforman una minoría
olvidada. También las parejas homosexuales se encuentran al margen de la
protección. En el caso del suicidio, pese a ser el hombre el colectivo más
afectado, no recibe trato de favor por parte de las instituciones políticas y
sociales. ¿No debería la democracia proteger a todos los ciudadanos, incluidas
las minorías?