La
información propiamente dicha sirve para describir la realidad, la verdad
objetiva. En cambio, la literatura lleva por el camino de la ficción,
olvidándose en ocasiones de la realidad e introduciendo elementos no contrastables. El lenguaje está relacionado con la intención,
transmite ideología y puede llegar a manipular la realidad. Sin embargo, el periodista no solo
debe decidir el punto de vista que va a utilizar a la hora de contar una
historia sino que tiene que hacerlo en función de sus conocimientos reales. Por ello, no existen fronteras concretas que
distingan entre verdad y literatura, periodismo, opinión y ficción.
Aunque se pretende establecer algunas diferencias que hay que tener en cuenta a
la hora de la práctica periodística.
El Nuevo Periodismo
transmite determinados matices según la experiencia del periodista que
definirán el sentido de su redacción. Se produce una dramatización.
La realidad se transforma en novela como sucede en A sangre Fría. Ejemplo por antonomasia de
periodismo literario, escrito tras una minuciosa investigación de un asesinato y
basado en hechos reales. En este libro se reproducen
diálogos de los que se duda su veracidad; traslada al lector pensamientos y
valoraciones que no están contrastados; emplea más diálogos aunque lo mezcla
con el estilo indirecto; la extensión del relato es mucho mayor; y, utiliza las
declaraciones del interrogatorio de los acusados para contar parte del relato.
Describe estados de ánimo, imagina los pensamientos de los asesinos y describe paisajes con matices subjetivos que no
responden a la realidad. Reproduce así el
lado colorista de las situaciones y encuentros como si el autor hubiera estado
presente en todos los episodios que relata. Esta forma de escribir acerca el
escenario al lector, pero produce un cierto falseamiento de la realidad. “A
más de cien kilómetro al este de la frontera de colorado, el campo, con sus
nítidos cielos azules y su aire puro como el desierto, tiene una atmósfera que
se parece más al Lejano Oeste que al Medio Oeste. Acento local tiene un aroma
de praderas, un dejo nasal de peón, y los hombres, muchos de ellos, llevan
pantalones ajustados, sombreros de ala ancha y botas de tacones altos y punta
afilada”. Se añaden más adjetivos: “La casa había sido casi totalmente diseñada
por el señor Clutter, que había demostrado ser un arquitecto razonable y
juicioso, aunque no muy imaginativo”.
Emplea figuras retóricas. Como comparaciones: Mabel Helm en el bar: “(…) de
modo que en aquel ambiente ella era como un pavo real en un corral de patos”.
En palabras de Perry al Cow-boy: “Pérfido como Judas”. “Solo de pensarlo se
sentía enfermar como si tuviera que saltar de un tren que va a kilómetros por hora”. Anáforas: “Como los
conductores del río, como los conductores que pasaban por la carretera, como
los trenes amarillos que bajaban por los raíles de Santa Fe (…)”. Y también
alguna aliteración: “Los quejidos lejanos del silbido de las locomotoras”.
A pesar de
las controversias que puede provocar este estilo, reproduce cierto realismo de
la novela provocando en el lector curiosidad que hace que siga leyendo el
relato. Hay que tener claras las líneas que separan la ficción y la realidad y
entre informar y novelar.
En Hiroshima,
Hersey utiliza un lenguaje basado en el orden, la claridad, la concisión, la
sobriedad y la brevedad. El punto de
vista de Hersey no se relaciona con la omnipresencia. Describe el conocimiento
que tiene sobre la experiencia de seis supervivientes de la bomba arrojada en
Hiroshima en 1945. Esta característica tiene una consecuencia directa sobre el
estilo. No existen apenas diálogos. Reconstruye de manera ordenada en el tiempo
y en la estructura el testimonio de estas personas.
Comienza el relato describiendo las acciones que cada
superviviente realizaba, incluyendo la descripción de cada personaje y el entorno
familiar. Refleja cómo se desarrolla la acción de cada superviviente cuando explota la bomba. Qué
hicieron después de la explosión y el entorno devastado. Se realiza una descripción
de cómo se encontraba todo. Y, también, se explican los acontecimientos
siguientes a la bomba.
Emplea numerosos datos contrastados, propio del periodismo veraz
que refleja la realidad, sin ser excesivo. Describe Hiroshima: “Hiroshima tenía
forma de ventilador, construida sobre 6 islas separadas por 7 ríos, los barrios
residenciales cubrían más de 6 kilómetros cuadrados de la ciudad”. En todo el
relato detalla fechas, horas y
distancias; como el número de metros que cada personaje estaba del
centro de la explosión.
“De 150 doctores 65 murieron y los demás resultaron heridos.
1.780 enfermeras, de las cuales, 10.654 fallecieron”. “En el hospital más
grande de la Cruz Roja, 6 de 30 doctores podían trabajar igual que 10
enfermeras entre más de 200”. Ciudad de 245.000 habitantes, 100.000 personas
muertas, 100.000 heridas. 10.000 heridos pudieron llegar al hospital que sólo
tenía 600 camas”. “El 1 de noviembre la población agolpada en las calles era de
137.000 más de un tercio de la cantidad máxima de tiempos de guerra”.
En
este tipo de textos las ideas o deseos del periodista no tienen que aparecer y
así se reproduce: “La gente de Hiroshima desea de corazón que de su experiencia
surja alguna contribución permanente a la causa de la paz mundial”. No cuenta lo que debieron sentir otras personas. Sólo
lo que sintieron sus protagonistas.
Emplea explicaciones y aclaraciones de algunos términos: “El
Parque Asano era una propiedad privada a buena distancia de la explosión”. Ionización:
“olor eléctrico producido por la fusión de la bomba”. Genski bakudan: “cuyas raíces pueden describirse como bomba primogénita”. “Los japoneses
tendían a evitar el término sobrevivientes, porque centrarse demasiado en el
hecho de estar con vida podría surgir ofensa a los sagrados muertos. Hibakusha:
personas afectadas por una explosión”.
Relata los hechos reales que sucedieron con precisión. “En la
mañana del 7 de agosto (…) Hiroshima sufrió daños considerables como resultado
de un ataque realizado por varios B-29, se cree que un nuevo tipo de bomba fue
utilizado. Los detalles están siendo investigados”. “Dos minutos después de las
11 de la mañana del 9 de agosto, la segunda bomba atómica cayó, esta vez sobre
Nagasaki”. “Casi cada año desde 1946, el día del aniversario del bombardeo de
Hiroshima, un Encuentro Conmemorativo por la Paz había tenido lugar en un
parque definido por los urbanistas durante la construcción de la ciudad como
lugar de recuerdo; el 6 de agosto de 1955 fue donde se reunieron delegados de
todo el mundo para la Primera Conferencia contra las Bombas Atómicas y de
Hidrógeno”. “El 1 de julio de 1946,
antes del primer aniversario de la bomba, los EEUU habían probado una bomba
atómica en el atolón de bikini. El 17 de mayo de 1948, norteamericanos
anunciaron la terminación satisfactoria de otra prueba”. “El 15 de mayo de
1957, Gran Bretaña llevó a cabo su primera prueba con bombas de hidrógeno en la
isla de Pascua, en el océano Índico”.
Reproduce declaraciones de las personas más importantes que
tuvieron que ver en el conflicto. Presidente de Estados Unidos: “Esa bomba
tenía más potencia que 20.000 toneladas de TNT. Tenía más de 2.000 veces la
potencia del Grand Slam británico, la bomba más grande jamás usada en la
historia de las guerras”. Hirohito, emperador Tenno, hablaba por primera vez en
la historia a través de la radio: “Tras considerar profundamente las tendencias
generales de este mundo y las condiciones actuales de nuestro imperio, hemos
decidido liquidar la presente situación recurriendo a una medida
extraordinaria…”.
El lenguaje periodístico estaría así lejos del drama, la
épica y la lírica; y cerca del relato histórico, la oratoria y el ensayo. El
periodismo necesita algo de literatura para cumplir con su finalidad, aunque
también se deberían exigir opiniones basadas en investigaciones exhaustivas comprobables;
no en fantasías que dejan a un lado la
realidad. Tendría que quedar clara la diferencia entre realidad y ficción, entre
la difuminación que existe y tener en cuenta para qué determinados objetivos se
debe utilizar uno u otro tipo de periodismo.
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