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lunes, 27 de junio de 2016

Información o literatura

Hoy os traigo el análisis y la comparación de dos libros fundamentales en la historia del periodismo: A sangre fría de Truman Capote e Hiroshima de John Hersey.

La información propiamente dicha sirve para describir la realidad, la verdad objetiva. En cambio, la literatura lleva por el camino de la ficción, olvidándose en ocasiones de la realidad e introduciendo elementos no contrastables. El lenguaje está relacionado con la intención, transmite ideología y puede llegar a manipular la realidad. Sin embargo, el periodista no solo debe decidir el punto de vista que va a utilizar a la hora de contar una historia sino que tiene que hacerlo en función de sus conocimientos reales. Por ello, no existen fronteras concretas que distingan entre verdad y literatura, periodismo, opinión y ficción. Aunque se pretende establecer algunas diferencias que hay que tener en cuenta a la hora de la práctica periodística.

El Nuevo Periodismo transmite determinados matices según la experiencia del periodista que definirán el sentido de su redacción. Se produce una dramatización.

La realidad se transforma en novela como sucede en A sangre Fría. Ejemplo por antonomasia de periodismo literario, escrito tras una minuciosa investigación de un asesinato y basado en hechos reales. En este libro se reproducen diálogos de los que se duda su veracidad; traslada al lector pensamientos y valoraciones que no están contrastados; emplea más diálogos aunque lo mezcla con el estilo indirecto; la extensión del relato es mucho mayor; y, utiliza las declaraciones del interrogatorio de los acusados para contar parte del relato.

Describe estados de ánimo, imagina los pensamientos de los asesinos y describe paisajes con matices subjetivos que no responden a la realidad. Reproduce así el lado colorista de las situaciones y encuentros como si el autor hubiera estado presente en todos los episodios que relata. Esta forma de escribir acerca el escenario al lector, pero produce un cierto falseamiento de la realidad. “A más de cien kilómetro al este de la frontera de colorado, el campo, con sus nítidos cielos azules y su aire puro como el desierto, tiene una atmósfera que se parece más al Lejano Oeste que al Medio Oeste. Acento local tiene un aroma de praderas, un dejo nasal de peón, y los hombres, muchos de ellos, llevan pantalones ajustados, sombreros de ala ancha y botas de tacones altos y punta afilada”. Se añaden más adjetivos: “La casa había sido casi totalmente diseñada por el señor Clutter, que había demostrado ser un arquitecto razonable y juicioso, aunque no muy imaginativo”.

Emplea figuras retóricas. Como comparaciones: Mabel Helm en el bar: “(…) de modo que en aquel ambiente ella era como un pavo real en un corral de patos”. En palabras de Perry al Cow-boy: “Pérfido como Judas”. “Solo de pensarlo se sentía enfermar como si tuviera que saltar de un tren que va a  kilómetros por hora”. Anáforas: “Como los conductores del río, como los conductores que pasaban por la carretera, como los trenes amarillos que bajaban por los raíles de Santa Fe (…)”. Y también alguna aliteración: “Los quejidos lejanos del silbido de las locomotoras”.

A pesar de las controversias que puede provocar este estilo, reproduce cierto realismo de la novela provocando en el lector curiosidad que hace que siga leyendo el relato. Hay que tener claras las líneas que separan la ficción y la realidad y entre informar y novelar.

En Hiroshima, Hersey utiliza un lenguaje basado en el orden, la claridad, la concisión, la sobriedad y la  brevedad. El punto de vista de Hersey no se relaciona con la omnipresencia. Describe el conocimiento que tiene sobre la experiencia de seis supervivientes de la bomba arrojada en Hiroshima en 1945. Esta característica tiene una consecuencia directa sobre el estilo. No existen apenas diálogos. Reconstruye de manera ordenada en el tiempo y en la estructura el testimonio de estas personas.

Comienza el relato describiendo las acciones que cada superviviente realizaba, incluyendo la descripción de cada personaje y el entorno familiar. Refleja cómo se desarrolla la acción de cada superviviente cuando explota la bomba. Qué hicieron después de la explosión y el entorno devastado. Se realiza una descripción de cómo se encontraba todo. Y, también, se explican los acontecimientos siguientes a la bomba.

Emplea numerosos datos contrastados, propio del periodismo veraz que refleja la realidad, sin ser excesivo. Describe Hiroshima: “Hiroshima tenía forma de ventilador, construida sobre 6 islas separadas por 7 ríos, los barrios residenciales cubrían más de 6 kilómetros cuadrados de la ciudad”. En todo el relato detalla fechas, horas y  distancias; como el número de metros que cada personaje estaba del centro de la explosión.

“De 150 doctores 65 murieron y los demás resultaron heridos. 1.780 enfermeras, de las cuales, 10.654 fallecieron”. “En el hospital más grande de la Cruz Roja, 6 de 30 doctores podían trabajar igual que 10 enfermeras entre más de 200”. Ciudad de 245.000 habitantes, 100.000 personas muertas, 100.000 heridas. 10.000 heridos pudieron llegar al hospital que sólo tenía 600 camas”. “El 1 de noviembre la población agolpada en las calles era de 137.000 más de un tercio de la cantidad máxima de tiempos de guerra”.

En este tipo de textos las ideas o deseos del periodista no tienen que aparecer y así se reproduce: “La gente de Hiroshima desea de corazón que de su experiencia surja alguna contribución permanente a la causa de la paz mundial”. No cuenta lo que debieron sentir otras personas. Sólo lo que sintieron sus protagonistas.

Emplea explicaciones y aclaraciones de algunos términos: “El Parque Asano era una propiedad privada a buena distancia de la explosión”. Ionización: “olor eléctrico producido por la fusión de la bomba”. Genski bakudan: “cuyas raíces pueden describirse como bomba primogénita”. “Los japoneses tendían a evitar el término sobrevivientes, porque centrarse demasiado en el hecho de estar con vida podría surgir ofensa a los sagrados muertos. Hibakusha: personas afectadas por una explosión”.

Relata los hechos reales que sucedieron con precisión. “En la mañana del 7 de agosto (…) Hiroshima sufrió daños considerables como resultado de un ataque realizado por varios B-29, se cree que un nuevo tipo de bomba fue utilizado. Los detalles están siendo investigados”. “Dos minutos después de las 11 de la mañana del 9 de agosto, la segunda bomba atómica cayó, esta vez sobre Nagasaki”. “Casi cada año desde 1946, el día del aniversario del bombardeo de Hiroshima, un Encuentro Conmemorativo por la Paz había tenido lugar en un parque definido por los urbanistas durante la construcción de la ciudad como lugar de recuerdo; el 6 de agosto de 1955 fue donde se reunieron delegados de todo el mundo para la Primera Conferencia contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno”.  “El 1 de julio de 1946, antes del primer aniversario de la bomba, los EEUU habían probado una bomba atómica en el atolón de bikini. El 17 de mayo de 1948, norteamericanos anunciaron la terminación satisfactoria de otra prueba”. “El 15 de mayo de 1957, Gran Bretaña llevó a cabo su primera prueba con bombas de hidrógeno en la isla de Pascua, en el océano Índico”.

Reproduce declaraciones de las personas más importantes que tuvieron que ver en el conflicto. Presidente de Estados Unidos: “Esa bomba tenía más potencia que 20.000 toneladas de TNT. Tenía más de 2.000 veces la potencia del Grand Slam británico, la bomba más grande jamás usada en la historia de las guerras”. Hirohito, emperador Tenno, hablaba por primera vez en la historia a través de la radio: “Tras considerar profundamente las tendencias generales de este mundo y las condiciones actuales de nuestro imperio, hemos decidido liquidar la presente situación recurriendo a una medida extraordinaria…”.


El lenguaje periodístico estaría así lejos del drama, la épica y la lírica; y cerca del relato histórico, la oratoria y el ensayo. El periodismo necesita algo de literatura para cumplir con su finalidad, aunque también se deberían exigir opiniones basadas en investigaciones exhaustivas comprobables; no en fantasías que dejan a un lado  la realidad. Tendría que quedar clara la diferencia entre realidad y ficción, entre la difuminación que existe y tener en cuenta para qué determinados objetivos se debe utilizar uno u otro tipo de periodismo.

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